- No me lo digas. No me lo digas todavía.
Me llaman octubre. Soy las hojas amarillas que caen y el ruido que oyes cuando las pisas.
Soy el otoño que quieres evitar cuando empieza el setiembre.
¿Sabes? Me llaman Octubre, desde que sólo hablo de ti y ya no hay más solución que esconderme.
Esconderme mucho, porque estoy empezando a tener frío.
Sin ti.
- Lo siento, fui yo. Yo te convertí en noviembre.
Entonces se daran el beso más triste del mundo,
y ella le dirá al oído algo que le deje mudo.
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