Porque donde sólo había un desierto, alguien vio Las Vegas.

Ser visionario. 
El visionario es aquel que ve más allá de lo expuesto, el que se atreve, el que se lanza.
¿Sabes? El visionario tiene tanto miedo como los demás pero sabe ocultarlo. Realmente le pueden las ganas, la ambición y no le importa estar perdiendo el tiempo: lo deja todo por aquella ilusión que le quita el sueño. Surge la idea y se apodera de la mente y entonces nada, absolutamente nada para al visionario; éste se siente más seguro y ya dispuesto a todo, se prepara para contarle al mundo - que nunca lo va a entender- aquello en lo que quiere invertir todo su tiempo. Porque el visionario no vive más allá de aquello. El visionario no tiene afición, tiene pasión. 
Vive todo lo que hace y deja parte de él en su trabajo, y nunca se rinde, lo intenta como nadie, demuestra la actitud. Y aunque nadie nunca pueda comprenderlo, tampoco va a importarle, tampoco va a pararse a explicar a los demás que la vida es seguirse a uno mismo y hacer el camino con lo que se siente, no con lo que que quieren que sintamos. Por qué? Porque nunca lo van a entender. 
El visionario nace y años más tarde, se descubre.